El infinito “interminable” y el eterno retorno de lo idéntico

Jueves 28 de Septiembre de 2006

La Revuelta

A ANTONIO BELTRAN

El infinito “interminable” y el eterno retorno de lo idéntico

En el preciso instante en que usted pudo haber sido asesinado con un arma altamente sofisticada a manos de seres no humanos que caminaban a espaldas suyas hacia su escritorio, (...)

...después de voltear y hacerlos implotar violentamente con el poder de la mente, habilidad que usted desarrolló durante el arduo periodo de entrenamiento en la CIA, (...)

...por el tiempo en que el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica lo convocó, durante su invaluable servicio como consejero presidencial, (...)

...en aquella etapa de su vida en que usted conservaba el mas alto IQ que demostró y reafirmó como tantas veces en la magistral partida de ajedrez con el secretario de la defensa en el mismo café lúgubre de la Av. Central, donde años antes había conocido al celebre escritor y dramaturgo alemán Bertolt Brecht.

Por ese mismo tiempo yo aún no naceré o tal vez ya haya muerto, en cambio usted lo recuerde o aún espere a vivirlo. En este preciso instante, tal vez, uno de entre varios, recuerde o espere a vivir lo que usted ya vivió.

Esa sucesión de acontecimientos por demás ficticios que parecen extraídos de filmes sin sentido, producto de la creatividad frustrada y desmedida de productores que de igual forma destruyen el universo, salvan al mundo y desafían a su Dios, representan las experiencias vividas o por vivir de cualquier ser humano que en este instante habita o en tiempo pasado habitó en cualquier lugar del planeta, lo anterior no significa que existan tales poderes mentales capaces de destruir seres no identificados, o que los servicios americanos de inteligencia recluten a individuos con alto IQ, o que el presidente de los estados unidos de Norteamérica sepa que es el IQ, o que algún americano en el gobierno sepa quien fué Bertolt Brecht. Lo anterior simplemente responde a una serie de eventos que ocurren, alguna ves ocurrieron o tendrán que ocurrir -en cualquier orden, en cualquier tiempo, en cualquier lugar, a cualquier persona o ser- , ¿lo duda usted?.

Por descabellados que sean los eventos y su interconexión en el párrafo inicial, baste con decir que si usted considera o ha considerado alguna ves que algo en el universo –particularmente el tiempo- es infinito, entonces usted ha aceptado, aceptó o aceptará el trabajo de consejero presidencial de EUA; después de todo en el infinito, todo existe, todo es posible, todo tiene lugar, porque precisamente es una sucesión que nunca termina, es infinita, si vivimos en una concepción infinita del universo cualquier cosa que imaginemos alguna ves tendrá cabida en la interminable línea del tiempo y el espacio, tal vez usted no será consejero en esta vida, tal vez no lo fué en la pasada, pero al afirmar –o aceptar- que “algo” es infinito, también se esta aceptando que la reencarnación en diferentes vidas es posible y por ende que alguna ves el tiempo y el espacio sortearan para nosotros una vida con características particulares que nos lleven a la combinación no única y no pacas veces repetida de ser consejeros de EUA. En este momento ¿esta usted dudando que llegue a ser presidente de EUA? o ¿esta usted dudando que algo –particularmente el tiempo- en el universo sea infinito?. Recuerde el lector que en el infinito el “nunca” no existe, y al mismo tiempo al no existir, el infinito deja de ser “infinito”.

Supongamos que la teoría de un universo infinito esta ya declinada por nuestra concepción o por algún astrofísico famoso que ahora mismo y en algún lugar de Inglaterra afirma que en el universo el espacio, el tiempo y la materia surgen a partir de un ínfimo punto, ese mismo punto también llamado singularidad, tiene un origen no definido y representa el inicio y el final de todo, para entenderlo cabalmente imaginémoslo como un globo que se infla –big bang- y se desinfla colapsandose –big crunch- para dar origen a lo que nosotros conocemos como “universo”, de esta forma todo lo concebido dentro del globo -materia, tiempo y espacio- es finito, tiene un limite que podríamos ver como la membrana elástica del globo, los conocedores le llaman también horizonte de sucesos ; note el lector que con esta flamante teoría se rompe el paradigma y el trabajo pragmático de imaginar y concebir un universo infinito, -menos mal, ¿comenzaba a preparar otra ocupación en Irak, Afganistán, Irán o los pequeños como parte de su primera acción al frente del consejo norteamericano?- ; hasta este punto nuestro conflicto existencial referente al infinito parecía haberse resuelto con esa singular “singularidad”, sin embargo el lector mas quisquilloso pondrá justificadamente advertir lo sospechoso y truculento de ese famoso punto, en efecto, existen dos minucias que había olvidado mencionar referente a la singularidad de Hawking, en primer lugar para poder contener el “todo” en un punto de volumen nulo –como fue precisamente concebido por el astrofísico- se debe cumplir que la densidad de ese punto sea... -redobles por favor- i-n-f-i-n-i-t-a, así es, no se puede evadir del todo al infinito y menos aún si señalamos la segunda minucia que nos indica filosófica y elocuentemente que el globo se infla y se desinfla un numero interminable, es decir i-n-f-i-n-i-t-o de veces en toda La historia del tiempo.

El lector podrá advertir en este punto del articulo, que no importando cual teoría astrofísica sobre la concepción del universo se siga, el infinito es algo presente y no evitable, por lo menos no por el momento con nuestro grado de entendimiento del universo; ¿será entonces que llegara usted a ser el consejero presidencial, o el presidente?, ¿y no solo de EUA sino de cualquier país del mundo?... ¿Ya preparo usted su primera acción?...¿La llamaría tan estúpidamente “Operación Justicia Infinita”?.

La lucha a muerte por la justificación infinita entre un ingles y un alemán no tiene nada que ver con un americano.
En la esquina infinita el celebre astrofísico ingles Stephen Hawking, vistiendo un traje de lúcidas estrellas enanas y supernovas, en la esquina filosófica representando al bando del superhombre, finado y no por ello menos peligroso Friederich Wilhelm Nietzsche, cuyo couch persa es capaz de ridiculizar y desquiciar al mas ecuánime de los teóricos reflexivos de este y otros tiempos, ¡Zaratustra!.